«La pandemia que está recorriendo nuestro mundo es una crisis que afecta a todos, pero especialmente se está ensañando entre la población más indefensa: los mayores y los enfermos.
En estos días hemos visto en nuestro Hospital, cómo al dolor de la enfermedad se añadía el sufrimiento de una soledad radical, forzada por las medidas necesarias para la contención del Covid19 en nuestro Centro. Signos de desorientación, deterioro funcional, depresión, empeoramiento de la enfermedad… han sido algunos de los efectos adversos en nuestros pacientes, mayores y ahora además confinados, sin paseos, sin gimnasio, sin visitas, sin compañía…
Una de las consignas más repetidas durante este periodo expresa que “Entre todos lo vamos a parar”. Ya sea desde el hospital, el supermercado, el taxi, la furgoneta, ya sea desde casa o labrando los campos… todos tenemos nuestro lugar para afrontar esta plaga. Todos somos responsables con una doble tarea: frenar la propagación de este virus mediante las medidas higiénicas de prevención y ofrecer los debidos cuidados a nuestros congéneres.
En este contexto, y aprovechando las posibilidades que estaban a nuestro alcance, pusimos en marcha el plan Conecta-2, más popularmente conocido como las Videollamadas, junto otros recursos (Cartasquecuran, etc), con el fin de abrir una ventana al exterior y aliviar la incomunicación que se había conjurado contra nuestros pacientes.
El esfuerzo que conlleva esta actividad está más que compensado, no sólo por contribuir -también así- al cuidado de nuestros pacientes (objetivo de nuestra profesión) en un momento excepcional, sino también por el privilegio de ser testigo de momentos genuinos, ser facilitador de un canal por el que corren palabras limpias, vivas y esenciales, pero sobre todo porque ellos y ellas se lo merecen.
Los pacientes que estos días tenemos en nuestras camas, me han recordado a nuestros padres y madres, me han suscitado las preguntas: ¿y si fuera mi madre la que ocupa la cama en estas circunstancias? ¿qué está en mi mano para aliviar su sufrimiento, su soledad?… Ponerse en contacto, constatar mejorías, verse las caras de nuevo o tener una última imagen en vida; decirse desde un “te quiero” a un “que gordo te estás poniendo”, desde el “aquí me cuidan, no os preocupéis” al “¿por qué no venís a verme?… En fin poder desahogarse y saber de los seres queridos ha sido uno de los deseos más solicitados y agradecidos en estos cincuenta días, inquietud que hemos intentado satisfacer mediante cerca de 500 llamadas y un sencillo móvil.
Todas han sido relaciones únicas, irrepetibles, extraordinarias… por mencionar algunos ejemplos me han llamado la atención: la lucidez y vitalidad en medio de esta amalgama fatídica (enfermedad, edad, aislamiento) de unas cuantas pacientes como el caso de Benita o Manuela; el sentido del humor de José y Nuria, con sus palos de gotero como únicos compañeros; las adversidades que acumuladas en Caterina o Jacek (idioma, contagio…) y cómo las ha ido superando; el radical cambio de ánimo a mejor y simpatía de Rafael o Mauricio; los profundos vínculos afectivos que unen a las personas más allá de la familia como el caso Aurora y de Alfredo con sus cuidadores; la expresiva alegría de Mª Ángeles y Paco a pesar de sus afasias; la positividad extrema, honesta y agradecida de Charo o Águeda… y así tantos otros. Muchos sabéis quienes son, los que no, sólo os queda fiaros de los que hemos visto, oído y disfrutado de estos “héroes”, signos de esperanza en medio de este momento borrascoso de la historia que nos ha tocado vivir.
Lo que está ocurriendo es una tragedia para todos, pero también es una oportunidad. Ojalá esta pandemia pase cuanto antes y podamos volver a nuestras vidas normales; mejor aún ojalá, este parón tan bestia en nuestros frenéticos ritmos de vida, nos ayude a crecer, nos enseñe a reconstruir nuestra maltrecha Humanidad, haciendo que palabras como Respeto, Calidad, Responsabilidad, Espiritualidad y Hospitalidad se sigan transformando en gestos, actitudes y hechos concretos».
Manolo Vela
Fisioterapeuta
Servicio de Rehabilitación – Hospital San Juan de Dios