«Sentimientos y razón, médico y paciente, vaivén de emociones.
Ese sería el resumen de lo que he vivido y sigo viendo desde marzo. En mi labor asistencial como Geriatra en la Unidad de Agudos del hospital, vivo la intensidad del día a día que nos está marcando a todos en la lucha frente a la infección por el Coronavirus-Covid 19.
Un reto para todos a nivel sanitario y de gestión respecto a la atención a los pacientes, el trabajo en equipo y la información a las familias. Y claramente muestro mi satisfacción de poder estar integrada en un gran equipo de profesionales. Y en todo este periodo de pandemia, pues tuve que vivir la transición de ser médico a ser paciente, presenté infección por Covid19 y afortunadamente todos los síntomas los pude superar haciendo mi propia “hospitalización domiciliaria”.
Se viven días difíciles, tos seca que te deja exhausta, cansancio, malestar digestivo, febrícula que no cede y una pérdida total de olfato que te desconecta una parte de los sentidos con el exterior. Las emociones van y vienen, te sientes triste y preocupada, padeces insomnio, tienes información como médico que a veces no siempre ayuda el conocerla para gestionar los miedos, pero a la vez te permite racionalizar en parte el proceso que estás padeciendo.
Y al final llega el día… te confirman que ya que el test de PCR es negativo, y te sientes afortunada de haberlo superado sin quedar, en principio, secuelas físicas.
Sin embargo, las emocionales tardan más en diluirse. Empatizas con los que siguen enfermos y sobretodo con los fallecidos y sus familias, pero a la vez estás alegre de poder volver al trabajo y seguir remando junto con todo el equipo.
Las emociones se transmiten con todo el cuerpo y especialmente con la expresión facial. Pero ahora hasta las expresiones están “confinadas”, no nos vemos las sonrisas, ni los besos, pero nuestros ojos transmiten todo… miedos, enfados, alegrías.
Y confirmo lo vivido y lo que queda por vivir, las sonrisas empiezan en las miradas».
Dra. Silvia Fernández Doblado.